lunes, 19 de noviembre de 2007

El tercer sexo

Este es Sabir. Tradicionalmente, los hombres de su casta eran actores que se vestían de mujer y realizaban representaciones incluso enfrente de los maharajas. Durante un tiempo se les prohibió trabajar pero ahora pueden volver a hacerlo legalmente. Sabir, que está casado y tiene dos hijos, se pone sus saris y su maquillaje y sale a la calle. Pide por la calle y la gente le da dinero. Al principio yo pensé que era un hijra, pero me dijeron que ellos son diferentes, que no son actores, sino que su condición es natural y no usan maquillaje. Muchos piensan que los hijras son el tercer sexo, ni hombres ni mujeres. Algunos tienen órganos sexuales ambiguos, de ambos sexos. A veces se les llama eunucos, pero sólo algunos han sido castrados. La mayoría son físicamente hombres pero adoptan la identidad de mujeres. Por lo que he leído, es una identidad compleja, que se ha desarrollado de una forma diferente a la de travestís o transexuales en occidente. Dejan a sus familias y castas para vivir en comunidad con otros (o quizá debería decir otras) hijras. Una de sus formas de ganarse la vida es yendo a las casas donde ha habido el nacimiento de un hijo varón, ya que se supone que tienen poder para bendecir a los recién nacidos, o para echarles una maldición si no se les paga lo suficiente. También van por los trenes pidiendo dinero. Yo encontré a uno en uno de mis viajes y no me insistió mucho para que le diese dinero, pero sí que vi que bastante gente le dio algo de dinero, más que a otros mendigos que habían pasado antes. El dinero que cada uno recauda lo ponen en común entre todos. Últimamente también se benefician de los centros comerciales, que están empezando a surgir como setas en las ciudades más grandes. Van a centros que se acaban de inaugurar y exigen que les den dinero. Si no se lo dan amenazan con montar un escándalo y finalmente suelen llegar a un acuerdo para que les paguen cantidades bastante importantes. En algunos lugares, los recaudadores de impuestos les han empleado para que actúen como una especie de cobradores del frac, para conseguir que los morosos paguen sus impuestos.

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