jueves, 22 de noviembre de 2007

Maravillas de la técnica

Ya lo decían en "La verbena de la Paloma": Hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad. Escribo desde el aeropuerto de Mumbai, a punto de coger el avión para regresar a casa (bueno, el primero de los dos aviones que tengo que coger). Me conecto con el ordenador portátil a través de la red inalámbrica gratuita disponible en el aeropuerto y saboreo la posibilidad de tener de nuevo acceso a una conexión de banda ancha (casi había olvidado que es posible que las páginas se descarguen casi instantáneamente). He cargado las fotos digitales que he tomado cuando venía en el tren y os dejo ésta. Este niño iba recogiendo las botellas de agua que íbamos dejando en los vagones. Supongo que las vende al peso para reciclar, porque las iba vaciando del agua que quedaba, pero dejando un poquito, lo justo para que aumente un poco el peso sin que se note demasiado. La técnica avanza, pero está claro que no nos afecta a todas las personas de la misma manera.

lunes, 19 de noviembre de 2007

El tercer sexo

Este es Sabir. Tradicionalmente, los hombres de su casta eran actores que se vestían de mujer y realizaban representaciones incluso enfrente de los maharajas. Durante un tiempo se les prohibió trabajar pero ahora pueden volver a hacerlo legalmente. Sabir, que está casado y tiene dos hijos, se pone sus saris y su maquillaje y sale a la calle. Pide por la calle y la gente le da dinero. Al principio yo pensé que era un hijra, pero me dijeron que ellos son diferentes, que no son actores, sino que su condición es natural y no usan maquillaje. Muchos piensan que los hijras son el tercer sexo, ni hombres ni mujeres. Algunos tienen órganos sexuales ambiguos, de ambos sexos. A veces se les llama eunucos, pero sólo algunos han sido castrados. La mayoría son físicamente hombres pero adoptan la identidad de mujeres. Por lo que he leído, es una identidad compleja, que se ha desarrollado de una forma diferente a la de travestís o transexuales en occidente. Dejan a sus familias y castas para vivir en comunidad con otros (o quizá debería decir otras) hijras. Una de sus formas de ganarse la vida es yendo a las casas donde ha habido el nacimiento de un hijo varón, ya que se supone que tienen poder para bendecir a los recién nacidos, o para echarles una maldición si no se les paga lo suficiente. También van por los trenes pidiendo dinero. Yo encontré a uno en uno de mis viajes y no me insistió mucho para que le diese dinero, pero sí que vi que bastante gente le dio algo de dinero, más que a otros mendigos que habían pasado antes. El dinero que cada uno recauda lo ponen en común entre todos. Últimamente también se benefician de los centros comerciales, que están empezando a surgir como setas en las ciudades más grandes. Van a centros que se acaban de inaugurar y exigen que les den dinero. Si no se lo dan amenazan con montar un escándalo y finalmente suelen llegar a un acuerdo para que les paguen cantidades bastante importantes. En algunos lugares, los recaudadores de impuestos les han empleado para que actúen como una especie de cobradores del frac, para conseguir que los morosos paguen sus impuestos.

lunes, 12 de noviembre de 2007

¿Qué apostamos?

Cuando estaba en España el viaje más pesado que tenía que hacer era un trayecto en metro de 15 minutos en hora punta sin poder sentarme. O quizá pasar cinco horas en un cómodo autobús para llegar a Madrid. Hasta ahora, en India había viajado principalmente en tren o alguien me llevaba en su jeep, pero últimamente me ha tocado probar el “placer” de viajar en autobús. Antesdeayer, por ejemplo, hice uno de esos viajes. A la ida tuve suerte y encontré asiento. Yo creo que fue porque era pronto, un autobús que salía a las siete de la mañana. Un día normal eso ya sería madrugar bastante para mí pero lo fue más teniendo en cuenta que era el día siguiente a diwali (el festival de la luz, el equivalente a nuestra nochevieja) y que esa noche se la pasaron tirando petardos. Supongo que los tiraban por toda la ciudad (en realidad, por todo el país) pero a mí los que más me molestaban eran los que tiraban justo delante de mi casa. Con deciros que me tuve que cambiar de habitación y acostarme en un colchón en una habitación que da para atrás para así poder dormir un poco.

En fin, que me desvío del tema. Sigo contando mi viaje. En cuanto salimos de Vyara cogimos una carretera que es lo suficientemente buena para que el autobús alcance cierta velocidad (nada espectacular, no os penseis, puede que llegasemos a los 70 kms. por hora) pero no lo suficientemente buena como para tener el piso liso. Las ventanas del autobús no encajaban bien y con el traqueteo producían un ruido que me estaba sacando de quicio. Era como estar junto a un avión a punto de despegar. Poco a poco, no sé si porque me acostumbré o porque la carretera empeoró y tuvimos que reducir la velocidad, acabé por olvidarme del ruido. Y así completé mis tres horas de trayecto. Acabé el trabajo que tenía que hacer y cogí el autobús de vuelta a casa. Esta vez no tuve suerte y no me pude sentar al montarme y ahí descubrí lo que es ir en un autobús a tope. Los autobuses tienen un pasillo central, con dos asientos a un lado y tres al otro, pero donde se apretuja bastante más gente que asientos. Creo que el record que he visto hasta ahora de gente sentada en el lado de tres asientos han sido dos adultos y cinco niños. Y el pasillo a rebosar. Cuando parece que no cabe más gente, llega alguna otra persona y la gente se apretuja un poco más. Y nadie se queja. No se paga el billete antes de montarse sino que el cobrador se va desplazando por el autobús cuando el vehículo está en marcha. Y lo más increíble es que el tipo se las arreglaba para pasar aunque parecía que ya no cabía ni un alfiler. Afortunadamente en una de las paradas intermedias se bajó bastante gente y me pude sentar para acabar el trayecto con relativa comodidad.

Lo que me consuela durante esos viajes es pensar que yo sólo sufro esas incomodidades de vez en cuando. Para la mayoría de la gente, sus desplazamientos cada vez que se tienen que mover son así o peores. Para muchos destinos no hay autobuses frecuentes y mucha gente se desplaza en unos jeeps compartidos o en camión y ahí sí que realmente van amontonados. A menudo me acuerdo de una de las pruebas del “¿Qué apostamos?”, aquel programa de televisión que presentaban Ramón García y Ana Obregón. En una de las pruebas un grupo apostó que se podían meter tropecientos en una furgoneta. No recuerdo cuántos eran, pero estoy segura de que en la India ese número se supera a diario.

jueves, 25 de octubre de 2007

Navratri y Dussehra


Sigo con mi reportaje sobre celebraciones en Gujarat. Durante nueve días se ha celebrado el festival de Navratri en honor de la Diosa Madre. Bueno, mejor debería decir “nueve noches” porque eso es lo que significa la palabra Navratri y se ajusta mejor a la realidad, ya que las celebraciones tenían lugar por la noche. Por todo el estado la gente se juntaba por la noche para bailar garba, que es un baile circular. Algo así como la sardana pero sin darse las manos y con unos movimientos un poco más complicados. El baile comienza lentamente y poco a poco va aumentando la velocidad. En algunos sitios tenían bandas que tocaban en directo y en otros echaban mano de potentes equipos de música. Hay unos vestidos tradicionales para esas noches, muy coloridos (no podía ser de otra manera en India) y llenos de lentejuelas. A pesar de haber estado viajando esos días, no he podido ver la fiesta más que el par de noches que dormí en Vyara. Justo al lado de mi casa se organizaba uno de los bailes. Como no podía ser menos, también esta vez me animé a bailar y lo hice fatal porque como los saris y faldas de las mujeres son tan largos, no tenía ni idea de cómo movían los pies.

Al día siguiente de Navratri se celebra Dussehra. Aquí lo hacen llevando ofrendas (flores y cocos) que depositan en el río. ¡El resultado sería bastante más bonito si alguna gente no tirase también las bolsas de plástico! Yo sólo he visto celebraciones en pequeña escala pero aun así se junta una pila de gente. Así es que no me resulta extraño que de vez en cuando nos lleguen noticias de que en tal o cual celebración se ha producido una avalancha en la que han muerto un montón de personas, ya que siempre hay que pasar por algún lugar más estrecho donde se produce algún tapón y se dan algunos empujones. Afortunadamente aquí, a pesar de que a mí me resultaba un poco agobiante la gran cantidad de gente, todo fue tranquilo y pude disfrutar de los espectáculos.

jueves, 11 de octubre de 2007

Entre basura

Leyendo el blog parecería que me paso los días de fiesta en fiesta. Pues no es así, que también trabajo, ¿eh? Y para muestra un botón, o mejor una foto, porque ¿qué os iba a mostrar un botón? Esta foto está tomada en uno de los barrios marginales de Surat donde estuve visitando una cooperativa de mujeres que se dedican a reciclar basura. En inglés se les llama “ragpickers” o “wastepickers”. Recogen basura por las calles, tienen convenios con algunas empresas para llevarse lo que allí tiran y van a los vertederos para seleccionar lo que puede ser de utilidad. A través de la cooperativa tienen un camión que recoge las bolsas que dejan en sitios seleccionados. Así no tienen que cargar tanto con ellas. Luego van al local donde las acumulan y van separando los desechos: plásticos por un lado, papeles por otro, etc. Cuando acaban se pesa cada cosa y se les paga en el momento. Una de las mujeres me decía que ella gana unas 70 u 80 rupias al día, dependiendo de cuánto consiga recoger. Aun así, ve ventajas en pertenecer a la cooperativa, ya que sabe que va a recibir un precio mejor que si fuese a llevar los desechos a otro lugar y que no la van a engañar con el peso. También sabe que si al final del año la cooperativa da beneficios, recibirá su justa parte. Su marido gana una cantidad parecida a la suya. O sea, que entre los dos sacan unos 3 euros cada día. Y con eso se tiene que mantener la pareja y sus cinco hijos e hijas. Así es que ya veis, a pesar de las fiestas y celebraciones, la India también tiene su parte dura. Por cierto que la próxima semana se celebran movilizaciones para exigir que se cumplan los Objetivos del Milenio. ¡A ver si os animáis a participar!

viernes, 28 de septiembre de 2007

Ganpati

Estos días se ha celebrado el festival de Ganpati o Ganesha, el dios con la cabeza de elefante. Durante una semana, prácticamente en cada barrio pusieron un tenderete en el que se exponía una figura de yeso muy colorida de Ganesha y donde la gente llevaba ofrendas (flores y dulces). Algunos de esos tenderetes simplemente mostraban los ídolos, acompañados en la mayoría de los casos de luces y música. Sin embargo otros se convertían en pequeños teatros donde se llevaban a cabo representaciones con grabaciones de sonido y figuras móviles que iban contando historias de la mitología hindú. En uno de ellos en vez de figuras móviles había personas que me imagino repetían la misma representación (de unos cinco o diez minutos) hasta hartarse. El último día las figuras de Ganesha se tienen que sumergir en el río. Para ello se organiza una marcha que es una especie de mezcla de procesión de Semana Santa y desfile de carnaval. Las figuras de Ganesha se montan en camiones desde los que se van repartiendo dulces. Les acompañan una especie de comparsas que van bailando al son de los tambores y los equipos de sonido. A pesar de la lluvia estuvo bien, pero ojala alguien me hubiese avisado de que, además de los dulces, también se tira un polvo rosado. No creo que mis pantalones blancos vuelvan a recuperar jamás su color original.

martes, 11 de septiembre de 2007

Trabajadoras de la construcción

Supongo que a la mayoría os pasará como a mí. Si pensáis en el trabajo de construcción visualizáis a un grupo exclusivamente compuesto por hombres haciendo ese trabajo. En la India, y en otros muchos países, eso no es así. El trabajo de construcción lo llevan a cabo tanto hombres como mujeres, aunque las labores están diferenciadas. Las mujeres se dedican principalmente a acarrear el material desde los lugares donde está amontonado hasta la misma obra. Lo llevan principalmente sobre la cabeza, tanto los ladrillos como la grava o la tierra. Generalmente son matrimonios que se dedican a este oficio, bien durante todo el año o en determinadas temporadas, cuando no hay suficiente trabajo en las tareas agrícolas. En muchos casos toda la familia se traslada para trabajar de una obra a otra, en ocasiones moviéndose grandes distancia que dependen de donde haya conseguido una obra el contratista para quien trabajan. Se llevan consigo a sus hijos e hijas, que por ese motivo no acuden a la escuela, ya que no tienen una residencia fija. Aquí en Vyara se está ampliando la escuela de secundaria. No deja de ser paradójico que los hijos e hijas de la gente que está trabajando en esa construcción están residiendo en el complejo de la escuela y, sin embargo, no están recibiendo la educación primaria que les correspondería.

sábado, 8 de septiembre de 2007

Día del cooperante

Por lo visto, hoy es el día internacional del cooperante. Ayer me llamó una periodista del periódico gratuito ADN para hacerme una entrevista. Estaban contactando con gente que estamos trabajando para distintas ONGs en varios países para crear unos breves perfiles que muestren una pinceladas de cómo somos las personas que nos dedicamos a esto. El artículo se ha publicado hoy en la versión digital. Me pidió que le mandase alguna foto en la que estuviese yo sobre el terreno y la verdad es que me costó encontrar alguna porque he hecho un montón de fotos, pero yo no salgo en casi ninguna. Ésta es la que ha publicado, en la que estoy acompañada de las niñas que viven en uno de los internados del norte de Gujarat. Yo estoy engalanada con una guirnalda de flores y la marca roja entre las cejas que me habían puesto como señal de bienvenida.

domingo, 2 de septiembre de 2007

La tienda 180

Apenas acabo de regresar de un viajecito de trabajo en el que me he pasado casi una semana sin acceso a Internet y estoy a punto de salir para otro viaje. No quiero que pasen más días sin agregar una nueva entrada al blog, pero subir alguna foto me va a llevar bastante tiempo, porque mi conexión es un poco lenta. Así es que voy a hacer un poco de trampa y voy a cambiar de lugar una de las fotos que puse en uno de las entradas anteriores. Es una farmacia-droguería que yo he bautizado como “la tienda 180”. En la India las cosas son bastante baratas, ya que los salarios también son bajos. Ahora bien, hay algunos productos que no son utilizados por la mayoría de la población local y que tienen un precio bastante elevado. ¿Que quiero papel higiénico? Me acerco a la tienda de 180 y lo compro. ¿El precio? 180 rupias (unos 3,3 euros). ¿Que se me acaba el gel de la ducha? En la tienda de 180 me lo venden por 180 rupias. ¿Qué necesito desodorante? Allí lo encuentro pagando un precio de, como no, 180 rupias. No sé por qué el dueño ha decidido fijar ese precio. Quizá haya sido casualidad, pero cada vez que he ido a comprar alguno de esos productos he pagado ese precio. Teniendo en cuenta que probablemente en España pagaría menos por ellos, podéis haceros una idea de que para la mayoría de las personas indias esos son productos de lujo. Menos mal que yo sí me los puedo permitir. Aunque quizá debería intentar la adaptación a las costumbres locales y cambiar el desodorante por polvos de talco (que supongo que es lo que utilizan, porque renunciar completamente a él no es una opción que pienso considerar con estos calores), el gel por la pastilla de jabón y el papel higiénico por el agua. En todos los baños se encuentra un grifo o un cubo con agua estratégicamente situado y provisto de una jarrita para poder limpiarse adecuadamente. Sin duda es un sistema más ecológico pero no sé si es algo a lo que me acostumbraría.

martes, 21 de agosto de 2007

Viajando en tren

Los días pasados he estado de viaje. Primero fui a Ahmedabad y viaje hasta allí en tren. Comprar el billete resultó ser una tarea un poco complicada. Los trenes tienen varias clases. En los vagones con aire acondicionado sólo se puede viajar si tienes un ticket con reserva, que te asigna una plaza determinada. Si no tienes reserva, viajas en segunda clase, y sólo te sientas si tienes suerte de encontrar sitio en algún vagón, que suelen ir bastante llenos. En Vyara no se puede comprar billete con reserva porque no tienen el servicio computerizado. Intenté comprarlo por Internet pero, a pesar de que existe la posibilidad de los tickets electrónicos para imprimir, parece que hay que comprar el billete con varios días de anticipación. El caso es que la página web de los ferrocarriles indios, que por cierto trasladan a más de 15 millones de personas cada día, no me permitía comprar el billete y me decía que estaba en lista de espera. La gente aquí me dijo que no me preocupase, que eso no quería decir que los vagones estuviesen llenos. Me dijeron que comprase un billete de segunda clase, que cuando llegase el tren me montara en uno de los vagones con aire acondicionado y que buscase al interventor. Si lo hacía inmediatamente sólo me cobraría la diferencia entre las tarifas y no una multa por ir en una clase que no me correspondía.

Desde Vyara sólo hay un tren que va a Ahmedabad sin tener que hacer escalas, el Howrah Express, que sale a las siete y media de la mañana. Antes de las siete y cuarto yo ya estaba en la estación. Compré mi billete y me dispuse a esperar. Dieron las siete y media y el tren no llegaba. Sobre las ocho menos cuarto vi aproximarse el tren. Como era un tren bastante largo, me puse a andar por el andén buscando algún vagón con aire acondicionado, pero no lo encontré. Le pregunté a una persona y me dijo que no había vagones con aire acondicionado y que me montase en ese mismo. Eso es lo que hice y claro, siendo extranjera, enseguida me hicieron un sitio para sentarme. Como la gente siente mucha curiosidad al ver a alguien tan diferente, intentan entablar conversación, pero mi nivel de gujarati no ha avanzado mucho. Afortunadamente alguna gente hablaba un poco de inglés. Cuando me preguntaron dónde iba y les dije que Ahmedabad, me dijeron “¡ah, entonces vas a Surat y cambias allí de tren!” Y yo: “No, no, en este tren hasta Ahmedabad”. Y ellos: “No, no, este tren sólo va hasta Surat” ¡Resulta que me había equivocado de tren y me había montado en uno local que iba parando en un montón de estaciones entre Vyara y Surat! El Howrah Express venía con hora y media de retraso, un tiempo que puede parecer bastante grande pero que no lo es tanto si se tiene en cuenta que para cuando llegó a Vyara el tren había recorrido1800 km., habiendo salido de Calcuta más de 30 horas antes. El caso es que me dio tiempo de llegar a Surat en el tren local y cambiar allí al tren que se suponía que tenía que haber tomado desde el principio. Me monté en un vagón con aire acondicionado y, a pesar de ser mucho más cómodo, no fue tan divertido como la primera parte del trayecto porque allí todo el mundo se comportaba muy educadamente y nadie me dirigió la palabra. Eso sí, a pesar de ser un tren bien largo, mi vagón fue a parar justo enfrente de la persona que me iba a buscar. ¡Ni tan mal!

miércoles, 15 de agosto de 2007

Adivasi din


El 9 de agosto ha sido declarado por Naciones Unidas día internacional de los pueblos indígenas ("adivasi din" en gujarati). En los últimos años se han empezado a celebrar en esta zona distintos actos festivos esa día con la intención de que los adivasis (los pobladores originarios de la India) comiencen a sentirse más orgullosos de su identidad y tradiciones. También se han empezado a organizar manifestaciones para reclamar sus derechos. Yo acudí a Amgi, un pequeño pueblo cercano a Vyara, para participar en la fiesta. La gente se congregó a unos dos kilómetros del pueblo y comenzaron una marcha de vuelta acompañados de instrumentos y cantos, parando de vez en cuando para bailar. Días antes habían recogido comida y dinero por las casas para juntarlo y preparar una comida común compuesta de arroz, pollo y legumbres que comimos utilizando como platos unas grandes hojas.


Yo acepté encantada la oferta de vestirme con
sari, atado al estilo tradicional adivasi, e incluso me animé a unirme a los bailes. En fin, que pasé un día estupendo.

sábado, 11 de agosto de 2007

El diluvio monzónico

El monzón está causando graves inundaciones en algunas zonas de la India y en otros países asiáticos, dejando a su paso cientos de muertos y obligando a millones de personas a desplazarse. Afortunadamente por aquí no está siendo tan grave. Cuando llegué (¡hace ya más de un mes!) llovía intermitentemente y sin mucha intensidad. Luego las lluvias pararon y sólo caía algún chaparrón de vez en cuando. Eso era malo para la agricultura (el principal modo de vida para una gran parte de la gente de esta zona) porque es la temporada del trasplante de arroz y para ello los campesinos necesitan que los campos estén anegados de agua. Además ésta es la época del año en que se acumula el agua en el subsuelo y si no llueve bastante los pozos no acumularán suficiente agua para el resto del año. En los últimos días el tiempo ha cambiado de nuevo y ahora los intermitentes son los claros. Lo normal es que esté lloviendo y a veces con bastante intensidad.

sábado, 4 de agosto de 2007

Mi nueva base

Por fin he conseguido conectar mi portátil a Internet a través del móvil. Así mi conexión ha pasado de ser superlenta a simplemente lenta y por fin puedo añadir una nueva entrada al blog para hablaros un poco de Vyara, mi nueva base. Según la wiki, tiene más de treinta mil habitantes. Si estuviese en España, ese dato os podría dar algunas pistas del tipo de ciudad y los servicios que os podríais encontrar. En India, sin embargo, la situación es muy diferente. Por ejemplo, frente a los tropecientos bares que habría allí, aquí no se puede encontrar ningún establecimiento que sirva bebidas alcohólicas, al menos legalmente, ya que en el estado de Gujarat impera la ley seca. Hay algunos chiringuitos y locales donde se pueden comprar refrescos y algo de comer, pero no he visto a casi ninguna mujer en ellos. De hecho, no he notado mucha interacción social entre hombres y mujeres. Se ven grupos de hombres y chicos jóvenes sentados en bancos o en los chiringuitos, pero es difícil ver grupos mixtos. Ni siquiera se suelen ver grupos de chicas sentadas ociosas en ningún lugar. Cuando las veo, suelen estar o bien a las puertas de sus casas realizando alguna tarea o en movimiento, yendo a clase, a hacer compras, o a cualquier otro lugar. Por eso, no me resulta extraño que, aunque los matrimonios por amor se empiecen a aceptar, no sean muy comunes, porque ¿dónde y cómo se van a enamorar? Es curioso ver la sección de clasificados del periódico del domingo, que está dominada por anuncios de padres que buscan maridos y mujeres para sus hijas e hijos.





Lo que si tiene Vyara es un mercado bastante grande, aunque me resulta un poco difícil saber dónde comprar cada cosa y cómo pedirlo si no está a la vista. En algunas tiendas y puestos los dependientes hablan inglés, lo que me facilita la tarea, pero en otras me tengo que entender por signos. También es un poco difícil regatear sin tener ni idea del valor de las cosas y teniendo en cuenta que los números que he aprendido en gujarati sólo alcanzan hasta el diez.



Me han dicho que hay un cine, pero todavía no he descubierto donde está. Algún día quiero ir a ver una película de Bollywood, aunque no sé si voy a aguantar tres horas largas sin entender ni palabra de lo que dicen. Claro que las historias suelen estar siempre cortadas por un patrón similar: chico conoce chica, se enamoran, por distintas circunstancias se tienen que separar y al final se vuelven a juntar. Todo ello aderezado por unos cuantos números musicales en los que los protagonistas suelen ser teletransportados a algún lugar tan exótico como Suiza.

martes, 24 de julio de 2007

Comienza la aventura

Quienes me conocen saben que lo de mantenerme en contacto no es uno de mis puntos fuertes. Así es que, inspirada por Jose y ahora que acabo de comenzar una nueva aventura, he decidido empezar este blog. Me ha costado decidir el título. Primero pensé en elegir algo relacionado con la India, pero finalmente he decidido dejarlo más abierto con ese “Por otros mundos” porque nunca se sabe que “otros mundos” me pueden estar esperando en el futuro. Con este blog pretendo ir contando experiencias de mi estancia en la India (y quien sabe si también en otros lugares), para que quienes queráis saber de mí no tengáis que esperar a recibir uno de mis mensajes, que suelen tardar bastante en llegar. También espero que me sirva a mí para recordar anécdotas, impresiones que con el paso del tiempo se van olvidando, cosas que impactan en un primer momento pero que más tarde se vuelven rutina y ya no llaman la atención.

Os cuento cómo fue mi llegada. Volé con un par de compañeras de Bilbao a Frankfurt y desde allí, tras varias horas de escala, a Mumbai (la antigua Bombay), donde llegamos a eso de las dos de la mañana. Tras aterrizar cogimos un taxi para trasladarnos a la estación de trenes. Allí creo que llegó el primer momento de verdadero impacto porque en el trayecto, como era de noche, no pudimos ver gran cosa. Cuando llegamos a la estación el suelo de la entrada estaba ocupado por un montón de gente que estaba durmiendo. A mí eso me impresionó mucho porque supongo que asocio el dormir en la calle con el no tener hogar, pero luego me he dado cuenta que para mucha gente de la India es algo absolutamente normal: llegan a la estación de noche, tienen que esperar y se ponen tranquilamente a dormir. Dormir en el suelo (o en la repisa de una ventana) les resulta tan cómodo como dormir en una cama y parece no preocuparles la falta de intimidad.





Después del viaje en tren (en el que servían desayuno como en los aviones pero que no pudimos disfrutar porque nos pasamos casi todo el trayecto durmiendo) llegamos a Surat, donde nos vinieron a buscar para ir en jeep a Vyara, donde yo voy a vivir. De Surat no vimos mucho, pero me pareció un poco apabullante: un montón de gente, de motos, de rickshaws,… Así es que me resultó mucho más agradable la llegada a Vyara. Pero de Vyara ya os hablaré otro día, ¡que no quiero que se me agoten los temas para el blog!