viernes, 28 de septiembre de 2007

Ganpati

Estos días se ha celebrado el festival de Ganpati o Ganesha, el dios con la cabeza de elefante. Durante una semana, prácticamente en cada barrio pusieron un tenderete en el que se exponía una figura de yeso muy colorida de Ganesha y donde la gente llevaba ofrendas (flores y dulces). Algunos de esos tenderetes simplemente mostraban los ídolos, acompañados en la mayoría de los casos de luces y música. Sin embargo otros se convertían en pequeños teatros donde se llevaban a cabo representaciones con grabaciones de sonido y figuras móviles que iban contando historias de la mitología hindú. En uno de ellos en vez de figuras móviles había personas que me imagino repetían la misma representación (de unos cinco o diez minutos) hasta hartarse. El último día las figuras de Ganesha se tienen que sumergir en el río. Para ello se organiza una marcha que es una especie de mezcla de procesión de Semana Santa y desfile de carnaval. Las figuras de Ganesha se montan en camiones desde los que se van repartiendo dulces. Les acompañan una especie de comparsas que van bailando al son de los tambores y los equipos de sonido. A pesar de la lluvia estuvo bien, pero ojala alguien me hubiese avisado de que, además de los dulces, también se tira un polvo rosado. No creo que mis pantalones blancos vuelvan a recuperar jamás su color original.

martes, 11 de septiembre de 2007

Trabajadoras de la construcción

Supongo que a la mayoría os pasará como a mí. Si pensáis en el trabajo de construcción visualizáis a un grupo exclusivamente compuesto por hombres haciendo ese trabajo. En la India, y en otros muchos países, eso no es así. El trabajo de construcción lo llevan a cabo tanto hombres como mujeres, aunque las labores están diferenciadas. Las mujeres se dedican principalmente a acarrear el material desde los lugares donde está amontonado hasta la misma obra. Lo llevan principalmente sobre la cabeza, tanto los ladrillos como la grava o la tierra. Generalmente son matrimonios que se dedican a este oficio, bien durante todo el año o en determinadas temporadas, cuando no hay suficiente trabajo en las tareas agrícolas. En muchos casos toda la familia se traslada para trabajar de una obra a otra, en ocasiones moviéndose grandes distancia que dependen de donde haya conseguido una obra el contratista para quien trabajan. Se llevan consigo a sus hijos e hijas, que por ese motivo no acuden a la escuela, ya que no tienen una residencia fija. Aquí en Vyara se está ampliando la escuela de secundaria. No deja de ser paradójico que los hijos e hijas de la gente que está trabajando en esa construcción están residiendo en el complejo de la escuela y, sin embargo, no están recibiendo la educación primaria que les correspondería.

sábado, 8 de septiembre de 2007

Día del cooperante

Por lo visto, hoy es el día internacional del cooperante. Ayer me llamó una periodista del periódico gratuito ADN para hacerme una entrevista. Estaban contactando con gente que estamos trabajando para distintas ONGs en varios países para crear unos breves perfiles que muestren una pinceladas de cómo somos las personas que nos dedicamos a esto. El artículo se ha publicado hoy en la versión digital. Me pidió que le mandase alguna foto en la que estuviese yo sobre el terreno y la verdad es que me costó encontrar alguna porque he hecho un montón de fotos, pero yo no salgo en casi ninguna. Ésta es la que ha publicado, en la que estoy acompañada de las niñas que viven en uno de los internados del norte de Gujarat. Yo estoy engalanada con una guirnalda de flores y la marca roja entre las cejas que me habían puesto como señal de bienvenida.

domingo, 2 de septiembre de 2007

La tienda 180

Apenas acabo de regresar de un viajecito de trabajo en el que me he pasado casi una semana sin acceso a Internet y estoy a punto de salir para otro viaje. No quiero que pasen más días sin agregar una nueva entrada al blog, pero subir alguna foto me va a llevar bastante tiempo, porque mi conexión es un poco lenta. Así es que voy a hacer un poco de trampa y voy a cambiar de lugar una de las fotos que puse en uno de las entradas anteriores. Es una farmacia-droguería que yo he bautizado como “la tienda 180”. En la India las cosas son bastante baratas, ya que los salarios también son bajos. Ahora bien, hay algunos productos que no son utilizados por la mayoría de la población local y que tienen un precio bastante elevado. ¿Que quiero papel higiénico? Me acerco a la tienda de 180 y lo compro. ¿El precio? 180 rupias (unos 3,3 euros). ¿Que se me acaba el gel de la ducha? En la tienda de 180 me lo venden por 180 rupias. ¿Qué necesito desodorante? Allí lo encuentro pagando un precio de, como no, 180 rupias. No sé por qué el dueño ha decidido fijar ese precio. Quizá haya sido casualidad, pero cada vez que he ido a comprar alguno de esos productos he pagado ese precio. Teniendo en cuenta que probablemente en España pagaría menos por ellos, podéis haceros una idea de que para la mayoría de las personas indias esos son productos de lujo. Menos mal que yo sí me los puedo permitir. Aunque quizá debería intentar la adaptación a las costumbres locales y cambiar el desodorante por polvos de talco (que supongo que es lo que utilizan, porque renunciar completamente a él no es una opción que pienso considerar con estos calores), el gel por la pastilla de jabón y el papel higiénico por el agua. En todos los baños se encuentra un grifo o un cubo con agua estratégicamente situado y provisto de una jarrita para poder limpiarse adecuadamente. Sin duda es un sistema más ecológico pero no sé si es algo a lo que me acostumbraría.